“Inundación” e “indefensión aprendida” en el entrenamiento de caballos -qué es y cómo reconocerlo. Helen Spence

En este caso, el escrito no es mío, sino una traducción autorizada del artículo publicado por Dr. Helen Spence en su blog “clickerhappyhorse”, el 13 de octubre de 2014. Se puede ver el original aquí:

http://clickerhappyhorse.wordpress.com/2014/10/13/flooding-and-learned-helplessness-in-horse-training-what-it-is-and-how-to-recognise-it/

Rosie con una cortina de ducha como sombrero, en libertad, en el prado.

Rosie con una cortina de ducha como sombrero, en libertad, en el prado.

En la última década, ha mejorado enormemente el conocimiento por parte de la comunidad ecuestre de la teoría del aprendizaje y el uso de la terminología en el entrenamiento. Cuando empecé como entrenadora profesional hace más de una década, me encontré con que poca gente había oído hablar del proceso de “inundación” como una técnica de entrenamiento, y mucho menos entendido qué era, a pesar de que por aquél entonces era ampliamente utilizada por una variedad de entrenadores.

Hoy en día, sin embargo, la mayoría de la gente conoce el término y, lo que es más importante, son conscientes de que debería ser más un último recurso que uno recurrente. A pesar de ello, me encuentro habitualmente con que, a pesar de que las personas conocen la teoría, en la práctica no son siempre tan buenos a la hora de reconocer el proceso de “inundación” cuando está ocurriendo. En este artículo escribiré sobre qué es la inundación, qué piensan los psicólogos de ella y cómo reconocerla.

Las reacciones de defensa específicas de cada especie (‘ssdr‘) son respuestas innatas de escape ante estímulos aversivos – en caballos, estas son la inmovilidad, huída, lucha o desmayo. Los caballos son de forma innata neofóbicos, es decir, que de forma natural consideran peligroso cualquier objeto/situación nuevos. Si tienen opción de elegir y espacio, la mayoría de los caballos huirá, aunque tan sólo sea una corta distancia.

Panksepp ha sugerido que la respuesta de permanecer inmóvil ocurre a un nivel ligeramente más bajo de miedo, a pesar de lo cual, en un espacio confinado o cuando el movimiento es restringido por cuerdas o riendas, los caballos pueden no mostrar el intento de huída. ¿Por qué?

La exposición de un caballo ante un estímulo nuevo, tanto haciéndolo en el suelo como montados, en la mayoría de los casos (estudios históricos) dará lugar a la estimulación de la parte simpática del sistema nervioso autónomo, la huída: se incrementa el ritmo cardíaco, el ritmo respiratorio y se segregan adrenalina, noradrenalina y corticosteroides en preparación para un esfuerzo físico y una potencial lesión o herida.

Dados libertad de elegir y espacio adecuados, el caballo huirá hasta una distancia segura, y entonces retornará a un estado parasimpático (‘descanso y digestión’). Imaginemos unos caballos en un gran prado, algo les asusta, salen corriendo, paran, se giran, observan y, una vez que están seguros de que el peligro ha pasado, vuelven a pastar.

En algunos casos, una vez que el miedo ha pasado, los caballos pueden mostrar curiosidad en respuesta a la novedad. Panksepp lo describió como activación del circuito de EXPLORACIÓN, y el comportamiento se caracteriza por un acercamiento interesado. Es importante tener en cuenta que esto ocurre voluntariamente y no de forma forzada.

Con una exposición repetida al estímulo nuevo, de esta manera, con suficiente tiempo de descanso entre cada exposición y sin consecuencias negativas, es decir, sin dolor o lesiones, el caballo se “habituará” y se producirá una gradual disminución de la respuesta de huída hasta que no sea desencadenada en absoluto. Sin embargo, en algunos casos, al contrario, el caballo puede sensibilizarse, y las respuestas ‘ssdr‘ ser más fuertes en vez de más débiles.

¿Qué pasa si intentamos hacer a un caballo “enfrentarse a sus miedos”? Esto pasa a menudo en el mundo de los caballos, intencionadamente o no, por nuestra tendencia a bloquear su habilidad de huída.

Por ejemplo, estando de paseo, el caballo se resiste a avanzar (inmovilidad) cuando ve una señal de tráfico. La respuesta normal es aplicar aversivos en la forma de presión de las piernas. Esto puede incluso ir acompañado por una mayor presión en el bocado, al acortar el jinete las riendas anticipando un brinco o un giro.

Si el caballo continúa sin moverse, los aversivos pueden incrementarse, quizás aumentando la presión de las piernas, o con un golpe de fusta o un grito del jinete (que el caballo ha aprendido a asociar con otros estímulos aversivos como el escozor de la fusta).

El caballo está, en efecto, cogido entre la espada y la pared. Si se gira o da marcha atrás, o incluso se queda donde está, está experimentando cada vez más estímulos aversivos. Pero si va hacia delante, se tiene que enfrentar al objeto aterrador, otro estímulo aversivo. ¿Qué hacer entonces?

Invitablemente, depende de qué sea más aversivo, si el objeto (la señal de tráfico en este caso), o las ‘ayudas’ del jinete.

Cuando los jinetes consiguen ‘hacer’ que el caballo avance en estas situaciones, es porque el jinete ha conseguido ser la fuente de estímulo aversivo más fuerte (más significativos). Con la repetición, el caballo aprende que, mientras sea montado, no tiene sentido ejecutar las respuestas normales ‘ssdr‘, evitar los peligros no funciona.

Esto es lo que se conoce como “indefensión aprendida”. En el futuro, incluso aunque exista la posibilidad de escape, el caballo probablemente no lo intentará. Esto no quiere decir que el caballo no esté ya asustado del objeto, simplemente es que teme más al jinete y lo que éste puede hacer si no logra pasar.

Se conoce como “flooding” o “inundación” un escenario en el que hacer frente a un estímulo que provoca un miedo en el que el individuo está expuesto a ello sin tener la posibilidad de escapar.

Otro ejemplo de esto, utilizado frecuentemente en la doma natural, y a menudo incorrectamente catalogado como habituación o desensibilización, ocurre cuando un caballo está expuesto a un estímulo nuevo o bien atado con una cuerda larga, o constreñido en un espacio insuficiente como un cercado pequeño. La exposición al estímulo despierta la respuesta de huída, pero el caballo no puede escapar suficientemente lejos para tranquilizarse y relajarse, debido a la limitación o bien de la cuerda o bien del cercado. Además, si está sujeto a la cuerda, el caballo forzará la presión al llegar al final de ella, por lo que experimenta otro estímulo aversivo. Este escenario no es diferente del otro del caballo de paseo. Puede producir un caballo que permanezca quieto y parezca que acepta el estímulo nuevo (por ejemplo, una lona, agitar una fusta, bandera, palo o cuerda o incluso una motosierra), moviéndose alrededor suyo o incluso tocándolos. Sin embargo, un examen cuidadoso del lenguaje corporal del caballo, revelará que está tenso (aguantando la respiración) y esta tensión se manifestará en los músculos, siendo más obvio alrededor del hocico y los ojos.

Las emociones deberían ser siempre más importantes que el comportamiento. Cualquiera puede enseñar a un caballo a hacer algo, pero se necesita habilidad y reflexión para obtener un caballo que esté realmente relajado y “feliz” con el proceso.

El procedimiento de inundación debería ser una herramienta de último recurso, solamente utilizada cuando no hay otra opción. No debería ser utilizada rutinariamente para lidiar con los miedos y fobias.

La mejor (y más ética) manera de hacer esto, es a través de un proceso conocido como desensibilización sistemática y contracondicionamiento. ¡Más sobre esto en otra ocasión!

Este es un video que ilustra las etapas finales del proceso de desensibilización sistemática y contracondicionamiento. Muchas gracias a mis clientes Janet y Sally por permitirme mostrar este material.

http://youtu.be/qAlwc_uywMs

Esta es una fantástica aplicación gratuita que ilustra el lenguaje corporal:   https://play.google.com/store/apps/details?id=info.awinhub.HorseGrimacePainScale

http://www.helenspencehorsesense.co.uk

 

Traducción: Marta Lorenzi, octubre 2014

 

 

One comment

  • Nemo

    Lo más ético es dejar a los caballos en paz. No domarlos. Domarlos es someterlos a la voluntad de otro. ¿Quiénes somos los humanos para someter a los caballos?

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